divendres, 3 d’octubre del 2008

Material de Sara Lovera: Comunicación y Género

Morelia, Michoacán, 6 de octubre, 2006

Sara Lovera

Comunicación y Género

Material de apoyo y lectura


I. Categoría de género

a) Cómo surgen la palabra y el concepto

Una característica de hoy es cómo ha emergido una gran cantidad de nuevas palabras que se introducen en las mentes de las y los lectores de publicaciones relacionadas con los cambios de la sociedad, especialmente las que han surgido en la vida de hombres y mujeres. Estos cambios también tuvieron impacto en las palabras y los conceptos de uso popular o masivo. Algunas se trasladaron en muy poco tiempo a los medios de comunicación.

Como señala Teresita de Barbieri, “el trayecto -de las palabras- de sus contenidos originales, se transforma; las palabras se empobrecen y se vuelven clichés. Al mismo tiempo, la presión social las vuelve necesarias de utilizar, aún cuando quienes las emplean no tengan clara conciencia acerca de lo que están hablando.”

Esto es lo que ha sucedido con el término género, concepto surgido entre las académicas feministas en los años 70. Hoy en día, como palabra o sustantivo, es de uso corriente en la prensa, señala la autora. Y vemos cómo personas que ejercen las más variadas actividades políticas, sociales o culturales usan la palabra género de manera muy libre, sin saber con claridad cuál es su contenido ni si se trata de un sustantivo o un adjetivo.

Para muchas personas sigue siendo un enigma cómo se confunde género con mujer. En castellano esto es aún más complicado, puesto que en nuestro idioma género tiene una muy diversa gama de acepciones y contenidos. Género puede ser una tela; es también una forma de definir tipos o seleccionar modos. Es, en sí misma, una forma de designar algunas reglas del propio idioma, etcétera.

Tal vez por este cúmulo de interpretaciones es difícil entender qué es género para quienes trabajamos con el lenguaje y la comunicación.

La categoría de género nació en el medio académico, pero proviene de la actividad política de las feministas hacia 1977. Es la traducción de gender, en inglés y Geschlecht, en alemán. En castellano se empezó a usar a mediados de los años 80. En el idioma francés ha habido más resistencia para utilizar el término, aun cuando el concepto es aceptado.

Conviene afirmar que la aparición del término género se produjo cuando ya existía un conjunto de investigaciones y reflexiones sobre la condición social de las mujeres; al introducir el concepto se buscaba un ordenador teórico de los hallazgos y los nuevos conocimientos por producirse que tomara distancia del empleo acrítico, e históricamente empobrecido, de la categoría patriarcado, y que permitiera salir del empirismo en que habían caído muchos informes de investigación.

De Babieri nos recuerda que Kate Millet tomó la categoría de patriarcado de la obra de Max Weber en el sentido de sistema de dominación de los padres, los señores de la casa. De ahí el término se expandió para emplearse como la causa o determinación, remota y eficiente a la vez, de la subordinación de las mujeres por los varones, en todas las sociedades, y como adjetivo que califica -indiscriminadamente- a las sociedades de dominación masculina.


b) Sexo-género

La categoría género alude a la distinción entre el sexo -conjunto de fenómenos del orden de lo corporal o biológico de las personas- de cara a ordenamientos socioculturales muy diversos construidos colectivamente a partir de las diferencias corporales.

El sexo, entonces, es una categoría biológica que permite clasificar a los seres humanos en dos grandes grupos respecto a sus genitales y a su papel en la función reproductora. El sexo se refiere a los componentes biológicos, anatómicos, fisiológicos y hormonales que diferencian a mujeres y hombres.

El género es lo que cada cultura, en cada época, ha definido como “propio de hombres” o “propio de mujeres”. Cada cultura ha interpretado las diferencias sexuales a la luz de sus intereses y necesidades, lo que da lugar a formas heterogéneas de articular la intervención de hombres y mujeres en la vida social. Entonces, género denota no un hecho biológico, sino cultural.

Así puede entenderse por qué algunos pueblos establecen para mujeres y hombres funciones distintas a las que unos y otras desempeñan en la cultura occidental. Es claro que las tareas asignadas a las personas según su sexo, desde que nacen, explica las diferencias entre los hombres y mujeres.

Las investigaciones feministas han encontrado en los últimos 30 años que, aun cuando las tareas asignadas, establecidas para hombres y mujeres, cambien de cultura a cultura, lo que se mantiene como constante es el estatus mayor que se otorga a las actividades masculinas con respecto de las femeninas.

Gayle Rubin, en su libro El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo (Nueva Antropología No. 30, México, 1986), define al sistema sexo-género como “el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad en productos de actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas” y más tarde señala que se requería separar sexo y género para entender su existencia social independiente y clara.

A partir de esta definición se ha construido toda la teoría de género, que permite analizar las diferencias culturales, sociales, económicas y políticas entre hombres y mujeres en las distintas épocas de la humanidad y en las diferentes culturas y sociedades.

El conocimiento de la categoría de género ha permitido, además, colocar en un estatus de ciencia todo lo que las pensadoras feministas analizaron a lo largo de los dos últimos siglos sobre la desigualdad y la discriminación de las mujeres.

b) Perspectiva de género

La perspectiva de género es una visión científica de la sociedad a partir de la cual es posible observar las diferencias y las semejanzas entre mujeres y hombres, así como la desigualdad prevaleciente entre ambos (Marcela Lagarde, 2003)

Cuando se describe o analiza la problemática social, económica, cultural, jurídica o política desde la perspectiva de género se cuestiona la idea de lo homogéneo, de lo que parece universal y único; deja de ser la medida de análisis la idea de hombre como concepto equivalente a humanidad. Así, es posible cuestionar la idea de que hombres y mujeres son seres humanos idénticos.

Con una mirada de género feminista se puede identificar la existencia de un conjunto de necesidades específicas de las mujeres distintas de otras necesidades de los hombres.

Es así como al poner de relieve la perspectiva de género se hace evidente que la sociedad no sólo está organizada en clases sociales, grupos de edad (etarios), étnicos, profesionales, sexuales y otros, sino también en géneros. Las relaciones conyugales, de parentesco, escolares, laborales, sociales y políticas son relaciones de género; son normadas como tales en la práctica cotidiana (trabajo, creación, acción política) y asignadas de manera específica para mujeres o para hombres.

Las teóricas feministas afirman que el género es una categoría fundamental en la que el significado y el valor están asignados a cualquier cosa existente en el mundo; se trata de una forma de organizar las relaciones sociales humanas. Esto cuestiona la idea de que la ciencia es una actividad social totalizadora. Por el contrario, podríamos empezar por entender la diversidad de formas en que se estructura a la ciencia a partir de la mirada de género.[1]

La doctora Lagarde sostiene que la perspectiva de género es la visión científica, analítica y política creada desde el feminismo. Es, además, crítica, explicativa y alternativa a lo que acontece en el orden y la vida de los hombres y las mujeres. Es también una visión liberadora creada por las mujeres y forma parte de una nueva concepción de la vida, la teoría y la filosofía.

En síntesis, la perspectiva de género permite analizar y comprender las características que definen a las mujeres y a los hombres de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. La visión de género brinda la posibilidad de acercarnos a otra forma de comprender las diversas relaciones sociales que se dan entre ambos géneros; el sentido de la vida de hombres y mujeres; sus expectativas y oportunidades. Con esta mirada podríamos comunicar de otra manera.

Teresita de Barbieri (1990) sostiene que el concepto de género debe entenderse como el conjunto de prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual anatomofisiológica y que dan sentido general a las relaciones entre personas sexuadas. En ese sentido, Lagarde afirma que el género, más que una clase, es una teoría amplia que abarca categorías, hipótesis, interpretaciones y conocimientos relativos al conjunto de fenómenos históricos construidos en torno al sexo.

Así, el género está presente en el mundo, en las sociedades, en los sujetos sociales, en sus relaciones, en la política y en la cultura. Responde al orden sociocultural configurado sobre la base de la sexualidad: la sexualidad es, a su vez, definida y significada históricamente por el orden genérico.

Desde el paradigma feminista, lo primordial es el desarrollo de cada mujer concebido como la construcción de los derechos humanos de las mujeres en la vida propia. Implica continuar la más radical de las revoluciones históricas: la transformación compleja de la sociedad y la cultura para construir la convivencia de mujeres y hombres sin supremacía y opresión (Lagarde, 2000).

Los hallazgos han permitido entonces advertir que la diferencia biológica es un pretexto para discriminar y oprimir a las mujeres; que es histórica; que está relacionada con las necesidades sociales y políticas en cada época o cultura; que se trata de una división que no es “natural” o “sexual”, y que además es arbitraria e injusta. Que se formó históricamente por razones de poder, tal como lo establece claramente el estudio antropológico realizado por Federico Engels en su texto clásico El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

II Género y comunicación

Con estas definiciones podemos adelantar, desde este momento, que si el género nos ha definido socialmente para comunicar, vemos cómo esta manera de ordenar las relaciones humanas y sociales es un elemento constitutivo, porque las diferencias que marcamos en el lenguaje y en las imágenes para distinguir a los sexos incluyen, en consecuencia, las maneras en que difundimos símbolos culturales (mujeres madres o mujeres objeto sexual); conceptos normativos (el deber ser: la maternidad); el sistema de parentesco (el padre y la prole), y la identidad subjetiva .

Si además vemos cómo se construyó el género históricamente, encontramos que es una forma primaria de relaciones significantes de poder; es decir, es campo fundante dentro del cual o por medio del cual se articularon históricamente el lenguaje y la comunicación.

En la comunicación encontramos a menudo esta dimensión construida socioculturalmente. Es la que guía la asignación de características preestablecidas. Cuando hablamos de los hombres o las mujeres inmediatamente les asignamos, de forma arbitraria, una serie de características, atributos, cualidades o rasgos de comportamiento con una carga simbólica que deriva en lo que se llama feminidad (propia de las mujeres) y masculinidad (propia de los hombres), produciendo estereotipos y roles de género.

Con la acción comunicativa, entonces, marcamos la división y la convertimos en verdades definitivas y definitorias: “una madre debe cuidar a sus hijos; un padre debe educarlos y protegerlos”; una niña es “naturalmente femenina”; un niño es “naturalmente valiente”.

De esta manera reafirmamos la identidad que adquirimos hombres y mujeres desde la infancia; precisamente, en el lenguaje, que se irá ampliando con la experiencia de saberse cada quien, desde una edad muy temprana, niño o niña. Así, desde la comunicación hacemos un juicio de clasificación en todas las actividades de hombres y mujeres.

a) La información no sexista

La elaboración o búsqueda de información y noticias no sexistas deberán tomar en cuenta aspectos fundamentales de la vida de relación entre los hombres y las mujeres:

Sujetas: Considerar que las mujeres que producen información o que son protagonistas de las noticias siempre están en desventaja. No es lo mismo una política que un político. La política siempre será vista bajo sospecha. No puede ser juzgada por sus acciones sin considerar su circunstancia. Al acercarnos a estas personas debemos tomar en cuenta su “doble jornada”, tomando en cuenta que todavía la sociedad le exige cuidar de su familia, ser responsable de su hogar, verificar su buena presencia de acuerdo con los cánones establecidos en la diferenciación genérica; elaborar un lenguaje cuidadoso o diferente, etcétera.

Es necesario revelar la participación de las mujeres en las actividades que vamos a reportear, de las que vamos a tomar la información necesaria. Hacer sujetas de información a las mujeres requiere nombrarlas como tales en cualquier campo.

Fuentes: En los últimos 30 años, los gobiernos pactantes en la Organización de las Naciones Unidas empezaron a elaborar y desarrollar medidas de política pública para el avance de las mujeres. Esto dio lugar a la creación de nuevas instituciones y programas.

Igualmente, en México desde los años 70, las mujeres se organizaron en grupos civiles y políticos. Conformaron el Movimiento Feminista.

Las nuevas políticas públicas y la acción de las mujeres en la vida pública y social han generado una enorme cantidad de referencias para tomar en cuenta en las fuentes informativas al construir informaciones y noticias. Los debates generados en el seno de estos espacios también producen conocimiento genérico y ofrecen puntos de vista asertivos e importantes para la discusión pública. Son las mujeres, además, protagonistas en muchos campos.

De igual forma, en el mundo de la academia se han establecido programas de investigación y reflexión de género que están produciendo análisis genérico de distinta factura. La noticia tradicional no da cabida a estas expresiones que están en la vida y la sociedad. Tomar en cuenta estos cambios es fundamental

Las nuevas fuentes están a la vista: institutos de las mujeres, grupos feministas, estadísticas de la mujer (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, INEGI), investigaciones sobre la mujer en los campos laboral, campesino, político. Además, hay estudios diversos sobre la sexualidad y la reproducción y acciones políticas en una agenda anual del movimiento feminista, como: el 8 de marzo, el 28 de mayo, etcétera.

Escudriñar en estas fuentes puede hacer la diferencia en el contenido, la orientación y la materia noticiosos constantemente.

Enfoque: Tomando como base las recomendaciones sobre cómo estructurar la noticia, podemos afirmar que es fundamental construir la información sin rasgos discriminatorios. Es importante hacer notar en las informaciones que las mujeres estuvieron presentes, que hablaron, que participaron, que hubo en una reunión o movimiento hombres y mujeres, de la misma forma en que muchas ocasiones se incluye a diferentes grupos o comunidades.

En muchas actividades, sobre todo en poblaciones de alto grado de migración, son las mujeres quienes protagonizan las protestas políticas y sociales o la elaboración y el desarrollo de programas comunitarios.

Debemos incluir en este enfoque uno diferenciado, haciendo notar la participación de hombres y mujeres y marcando la diferencia acerca de cómo participan unos y otras. Esto es muy claro cuando hablamos de la producción de bienes y servicios; de los procesos de selección en la matrícula educativa; de los efectos de fenómenos como el alcoholismo y la delincuencia.

III. El lenguaje no sexista


a) El sentido de las palabras

La lingüística es una ciencia fascinante. Quienes la estudian afirman que, antes de que todo el andamiaje social fuera construido, los primeros habitantes del planeta tuvieron que comunicarse y que fue la lengua un vehículo generado a partir de la necesidad.

Las palabras antecedieron a los conceptos. Sin embargo, las palabras fueron escondiendo sentido, significados, imágenes y conceptos. Dice Álex Grijelmo en La seducción de las palabras, que “nada podrá medir el poder que oculta una palabra”; son las palabras, al igual que los hombres y las mujeres, poseedoras de la semilla de una herencia cultural que trasciende a la lengua de un pueblo. Son las palabras “embriones de las ideas, el germen del pensamiento, la estructura de la razón”.

Las palabras son significados. Es decir, son signos que con solo ser pronunciados o escritos nos remiten a una idea. “A mayor poder sígnico, mayor es la subordinación de las palabras”.

Los signos no son vehículos vacíos; su aparente diferencia está dada por la fonética. Por el sentido que se les imprime. A través de ellas es posible construir frases y cadenas de frases de un discurso. La producción del discurso es monopolio de la esfera del conocimiento, el mismo que se acumuló a través de los siglos desde una perspectiva de poder. ¿Quiénes han tenido el poder de acumulación de conocimiento?

Hasta ahora, la crítica feminista ha hecho evidente que en el variado y amplio lenguaje castellano contiene una estructura discriminadora y sexista. El acuerdo cultural de nombrar hombre como sinónimo de humanidad hace que el lenguaje esté cargado de un significado y significante masculino; no por la “o”, sino por el contenido. Pensar universalmente es pensar que al nombrar el mundo lo hacemos incluyendo a las mujeres, lo que es evidentemente falso. Nombrar a las mujeres, como dice la escritora Griselda Álvarez, es incluir la “A” en la lengua y denotar la “A” en el contenido, trascendiendo las formas gramaticales y subvirtiendo al tiempo ideas y contenido.

La adquisición del lenguaje, dice Grijelmo, se ancla en la inteligencia de las personas desde el nacimiento. Es el primer aprendizaje de los seres humanos. La lengua, entonces, es un legado que acumula experiencias seculares, las agranda y las enriquece a medida que se heredan. Cualquiera que hable una lengua, como explicó el lingüista norteamericano Noam Chomsky, interioriza una gramática generativa que expresa el conocimiento de ese idioma.

El aprendizaje de la lengua es muy complejo: como experiencia de conocimiento, pasa de las primeras relaciones al nacer a la construcción paulatina y permanente de ideas y conceptos. Pero es verdad que una persona con menos de dos años ya tiene herramientas suficientes para construir oraciones, y así se van asumiendo involuntariamente las conjugaciones y las concordancias, pero también se interiorizan los significados y los significantes. Se abre a las palabras un abanico de signos que consiguen perpetuarse, sumando en el bagaje personal, lentamente, las connotaciones de cuantas culturas las hayan utilizado.

Como hemos dicho más arriba, la asignación de lo propio para los hombres y lo propio para las mujeres fue un proceso construido culturalmente. La conceptuación de lo que somos unas y otros operó desde las primeras formaciones humanas signadas por la lucha y el poder; por el devenir de una historia donde lo masculino fue considerado preponderante y de mayor valor.

La lengua es el vehículo fundante de la cultura por ser, como vimos, el mecanismo primario de la comunicación. Y es así como la lengua es el vehículo de la conceptuación de lo que cada uno o una nos autorrepresentamos.

Cambiar el sentido a las palabras, lenta y permanentemente, es lo que hasta ahora ha producido la cultura de género feminista. Nombrar con “A” no es suficiente (compañeros y compañeras); la construcción oral incluyente podría originar y ha originado nuevas palabras y nuevos conceptos; nuevos sentidos para algunas palabras y la construcción de nuevos discursos.

De Barbieri lo define claramente: “Tal vez una de las características del mundo de hoy sean las cataratas de palabras que caen sobre las y los lectores de publicaciones de todo tipo”; y es que nuevos problemas han dado origen a conceptos y categorías que se trasmiten rápidamente a los medios (T. de Barbieri).

Lo que hoy conocemos como políticas de equidad de género ha producido ya nuevas y variadas palabras en el lenguaje que buscan definir, justamente, esta equidad Y aunque la equidad fue definida por Cicerón como “dar a cada quién lo que necesita”, ha querido sustituir a la idea de igualdad del lenguaje marxista del siglo XX.

Pero equidad e igualdad para todas las personas tienen un significado superior: conseguir la inclusión de hombres y mujeres en la vida humana. Y llegar a este trasfondo del lenguaje internacional no ha sido posible todavía para la lengua corriente. Ambas palabras se confunden permanentemente porque todavía no se ha hecho herencia del concepto, es decir, de la recuperación de la humanidad para las mujeres.

El sentido es lo que parece estar en juego. Ejemplo: vieja puede ser una mujer mayor; pero vieja es la posesión de un hombre en el matrimonio; vieja es peyorativa si se define como adjetivo y es vieja también una cosa antigua.

La lengua, dije Grijelmo, es -por tanto- dinámica: cambia con el tiempo según las circunstancias. Una palabra puede viajar por distintas acepciones según cada época, pero también hay, como decíamos arriba, nuevas palabras que corresponden a nuevos conceptos. Ejemplos: antes de la Revolución Francesa no existía la palabra feminismo; antes de 1977, en castellano género no correspondía a la construcción cultural de lo propio de mujeres o de hombres.

b) El habla

Vivimos una época donde se han desgastado muchas palabras que encerraban conceptos fundamentales. La palabra cambio, en su acepción política, puede ser una seducción política, dice Grijelmo. La palabra acorde, que viene de la lengua indo americana, pasó por una raíz que denotaba solamente el correcto sentido del sonido de un instrumento. Actualmente, acorde/acuerdo/concordancia son palabras nacidas de acorde que contienen bases de diálogo y encuentro, porque además se han completado profundamente con corde que quería decir corazón. El acuerdo es una profunda idea de dos corazones encontrados. Y, sin embargo, podemos pensar que un acuerdo es una complicidad.

Todo ello para señalar que la recuperación del habla con sentido podría establecer una nueva morada del ser y recobrar la capacidad humana de engendrar mundo por medio de la creación de imágenes poéticas o de imágenes equitativas. Cuando se habla se está en un juego de signos, significantes y fantasías anclados en largos procesos de aprendizaje. Saltan libremente en el habla, y el habla -sabemos hoy- gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, puede viajar en fracciones de segundo por espacios cibernéticos infinitos.

Pero el habla no es inocente: ha heredado significados profundos; el habla en un noticiario está, como espejo, transmitiendo ideas y conocimientos. Además hay palabras y frases del habla que contienen códigos. El lenguaje está lleno de códigos: expresa al mismo tiempo cómo se piensa, cómo se siente y cómo se actúa. Es referente y espejo colectivo.

El lenguaje tiene, así, un papel preponderante en la historia social, porque refleja el sistema de pensamiento colectivo, el imaginario social. Cada sociedad y cada época lo moldea según sus intereses. El lenguaje, entre otras expresiones del pensamiento, refleja el sentir y actuar de cada sociedad.

Ser definida como madre soltera, decir acerca de una madre soltera, tiene todo un código construido previamente; casi se diría que fue heredado de ideas precisas que nos llevan a concepciones infinitas y asignaciones simbólicas. Es una frase clave, con código, que responde a una idea de cierto tipo de mujeres. Es, además, un estereotipo.

Hablar no es inocente: responde a un modo de pensar, de sentir, de creer, de mirar, de enseñar, de establecer un intercambio de códigos que se expanden.

c) La carga del discurso

Uno de los aportes más importantes de la reflexión feminista sobre la comunicación es el descubrimiento del discurso sexista. Los estudios feministas sobre el lenguaje han demostrado que las normas gramaticales que colocan a lo femenino en posición inferior y subordinado de lo masculino trasmiten valores que influyen en la construcción de la identidad de género. La reivindicación de la igualdad en el tratamiento lingüístico va más allá de escribir la/lo o @ para significar sustantivos o adjetivos que se refieren indistintamente a lo masculino y a lo femenino: implica la eliminación de la preeminencia gramatical de lo masculino, como también la revisión de los diccionarios, y un mayor equilibrio en los textos de escritores y escritoras, entre otras cosas.

c) Contenido del lenguaje

Incorporar el enfoque de género en la lengua es una tarea descomunal. Si estamos de acuerdo con el análisis de Grijelmo, veremos que la evolución del idioma -cualquiera de que se trate, pero especialmente la castellana- no puede suceder sino por la acumulación de millones de experiencias y de usos que confluyen en una costumbre; decisiones democráticas de los pueblos, o feministas, de mujeres y hombres, por su cuenta, pueden enriquecer la lengua pese a la influencia de las cúpulas sociales y de los medios de masas, de los que generalmente emanan efluvios empobrecedores.[2] Independientemente de la Academia de la Lengua, se usó, hace ya dos décadas, por influencia feminista, la “A” en todas las profesiones.

A pesar de ello, las palabras de la lengua tienen una vida larga y amplia; las palabras pronunciadas por los abuelos pueden sobrevivir a todas las influencias, porque se incrustaron en nuestra gramática universal cuando estábamos adquiriendo las herramientas del lenguaje, las que siempre anidarán en nuestra inteligencia, es decir, en nuestro juicio y prejuicio.

Los abuelos creían firmemente que había mujeres buenas y mujeres malas; tras esa afirmación estaban hablando de lo que se espera de la conducta de unas y otras. Y esta conducta depende de valoraciones conceptuales profundas relacionadas con la maternidad y la sexualidad. Una madre parece que siempre será buena; una mujer que se prostituye será simplemente mala. No hay un análisis de lo que significa vender su cuerpo, ni de cómo realmente una madre, es decir, una mujer, por un hecho biológico, está libre de sospecha.

d) Ejercicio no sexista

La propuesta es modificar el sentido: eso cambiará la gramática. Hablar hoy, sin castellanizar, de affidamento (que quiere decir reconocimiento a las otras mujeres desde las mujeres), término ahora de uso corriente entre feministas de habla castellana, podría sustituir en el futuro inmediato a la palabra significante de asociación entre mujeres. Es mucho más profundo hablar de affidamenteo, porque no es necesaria la asociación efectiva o interesada, sino la que denota reconocimiento amplio y general de mujeres entre mujeres de todo el mundo.

Es, entonces, el contenido lo que debe importarnos. La lengua castellana es muy rica en acepciones y es posible cambiar las oraciones, el sentido y los contenidos, una vez que podemos acceder a una idea distinta de lo que somos los hombres y las mujeres.

La valoración de lo femenino, por ese intrincado sistema heredado de la cultura, es hasta ahora una valoración ínfima. Un ejemplo muy sencillo que no obliga a usar la “A” o que no incluye a la “O” es significativo. Veamos: “Marcos al poder, Salinas a barrer”, fue una frase de marchas y mítines durante 1994 para contraponer la acción de barrer como disminuida y desvalorizada frente al poder político. Y barrer es una acción relacionada directamente con el trabajo doméstico.

Entonces, el significante de fondo para relevar el valor social de un subcomandante encapuchado de los campos de Chiapas fue darle poder político en lugar de enviarlo a barrer, acción que realiza la enorme mayoría de las mujeres. Como dice Grijelmo, hablamos de barrer, con toda su estela de significados, “involuntariamente, por herencia”. Todas las personas conocen la acción, saben quién la realiza y qué significado tiene en la vida social: es una acción vulgar y común de las mujeres, sin valor.

Podríamos entonces señalar que un lenguaje no sexista no es solamente aquel que incluye a la “A”, todo el tiempo, sino es aquel que define a cada instante el valor de las personas. En los rasgos del lenguaje, en sus frases hechas, en sus oraciones comunes y corrientes; en lo que se conoce como “modismos” de una población, comunidad, pueblo, o cultura se esconde el poder de la discriminación de determinadas personas y de todas las mujeres. Como decir, sin querer, vieja, criada, gorda, femenina, madre, desmadre, etcétera. Y todas llevan la “A”

Es evidente que incorporar la perspectiva de género en el lenguaje, entonces, implica más que ciertos usos del mismo. Las lenguas son sistemas de comunicación creados por los seres humanos a su imagen y semejanza; por ello, en sociedades en las que se establece una diferencia social entre los sexos existen el femenino y el masculino.

e) El sexismo en el lenguaje

El sexismo es una de las consecuencias del patriarcado. Se define como la práctica discriminatoria por la cual se le asignan características psicológicas, comportamientos y papeles sociales fijos a hombres y mujeres por el solo hecho de pertenecer a determinado sexo.

Nos parece urgente descifrar y, sobre todo, comprender y desmontar el cómo los medios crean, recrean y hacen circular las ideas acerca de lo masculino como superior a lo femenino. Intentemos desentrañar las complejas redes de mensajes y comunicaciones que la industria de los medios entrañan.

Un grupo de ejemplos relativos a nuestra tarea cotidiana puede ayudarnos. Decimos que la discriminación empieza con el lenguaje; un uso del lenguaje que represente de verdad a las mujeres y que no las excluya podría caracterizarse así:

NO oculta: por ejemplo, cuando se habla de la “evolución del hombre”, “la historia del hombre” o, simplemente, cuando se alude a un grupo de niños de ambos sexos y se dice “llegaron los niños”, debemos ser nombradas: es la evolución de la humanidad, la historia de la humanidad y “llegaron las criaturas o las niñas y los niños”.

NO subordina: “si tu marido tiene otras, no olvides que tú eres la catedral y las otras las iglesias” o “detrás de un gran hombre existe una gran mujer” son afirmaciones populares que subordinan a las mujeres.

NO subvalora: pongamos como ejemplo el título de una nota periodística: “La política de faldas” o las “Mujeres del congreso se pusieron los pantalones”. Si son mujeres no pueden hacer política a lo grande. Se las subvalora.

NO distorsiona: “las mujeres son un grupo vulnerable”; “la vulnerabilidad de las mujeres las coloca así”; “hay una absoluta opinión sobre lo que deben hacer las mujeres; no podemos ir contra ello”. Sabemos hoy que las mujeres somos mayoría de la población, no un grupo, y no somos por naturaleza vulnerables.

NO excluye: “si no fuera por los científicos no hubiéramos logrado los avances”; “la mayoría de los hombres son inteligentes”. Estas frases excluyen a las mujeres. Podrían ser: “la ciencia ha progresado por los esfuerzos de la humanidad”, o “en la historia donde hombres y mujeres crearon...”

NO olvida: Cuando se hace una nota hay que decir lo que dijeron los hombres y las mujeres. En general, se dice lo de los hombres y se olvida a las mujeres, a menos que ellas sean las que lo digan desde el mayor poder. Pero si es una nota de un conflicto popular o del campo, se las olvida, no se las ve.

f) El lenguaje y los estereotipos

En nuestra lengua, uno de los recursos de mayor significación sexista es el uso en la lengua escrita o hablada de los estereotipos. La definición casi celestial de lo que somos los hombres y las mujeres, de nuestras características positivas y negativas, ha significado la creación de estereotipos que se construyen de generación en generación, que se repiten y que se convierten rápidamente en verdades.

El estereotipo es la opinión ya hecha que se impone cono un cliché a los integrantes de una comunidad. El estereotipo es subjetivo y dirige las expectativas de la comunidad determinando sus opiniones.

Sobre las mujeres se ha hilvanado una enorme cantidad de estereotipos. El más profundo e importante es el que la define como enemigas de otras mujeres, siempre (¡!) La difusión de los estereotipos, a través de la palabra y de los significados, se realiza por medio del aprendizaje cultural. Los estereotipos, además, forman parte de las ideas preconcebidas y de las imágenes internas de quien puede -en una expresión que cree verdad absoluta- expresar frases estereotipadas en su tarea diaria de informar, dialogar u opinar. Con frases estereotipadas se construye el discurso, particularmente, en los medios de difusión.

g) Algo más sobre lenguaje sexista

La lengua no es neutra: refleja la relación de los sexos en la sociedad. Es por este proceso de subordinación de lo femenino que lo masculino en la sociedad determina el uso de la lengua. Esta óptica se llama androcentrismo. Entonces, el lenguaje sexista está determinado por la estructura discriminatoria de las palabras que forman el discurso.

Desde esta perspectiva, puede afirmarse que el problema fundamental del sexismo en la lengua, el signo, el código y sus distintas expresiones es el ocultamiento de las mujeres en todo el proceso de comunicación. El lenguaje y la comunicación sexista se perpetúan en los refranes, las imágenes y las construcciones de películas, lecturas, juegos, juguetes, anuncios publicitarios, conversaciones diarias; se difunden a través del teatro, el cine, la televisión, la prensa y la radio.

IV. Violencia contra las mujeres

“La violencia contra las mujeres es tal vez la violación

de derechos humanos más vergonzosa, y

la más prevalente. No tiene fronteras

geográficas, ni de cultura, ni de riqueza.

Mientras continúa, no podemos decir que estamos

progresando hacia la igualdad, el desarrollo y la paz.”

Kofi Annan, secretario general de las Naciones Unidas

“Un mundo libre de violencia contra las mujeres”

Teleconferencia de las Naciones Unidas, el 8 de marzo de 1999.

Derechos humanos de las mujeres

La violencia de género es un atentado a los derechos humanos de las mujeres y, además, uno de los problemas sociales más graves. Diariamente, más de 10 millones de mexicanas son victimas de algún tipo de violencia; dos de cada diez la han padecido en manos de su pareja.

Durante mucho tiempo, esa realidad directa y cruel -íntimamente vinculada con la relación desigual que subyace entre hombres y mujeres- ha permanecido oculta, pero en los últimos tiempos ha alcanzado una mayor visibilidad social.

La violencia contra las mujeres es considerada un mecanismo político que tiene como fin mantener las desventajas y desigualdades. Si bien hasta hace pocos años era un fenómeno entendido como una cuestión familiar y privada, hoy sabemos que la violencia se gesta en la sociedad y en el Estado debido a la inequidad del sistema patriarcal y que todas las mujeres estamos expuestas a actos violentos por el hecho de ser mujeres.

Existen sectores de mujeres con mayor vulnerabilidad social y, por lo tanto, con mayor riesgo de sufrir violencia. Las mujeres en estado de marginación, como las pobres, las indígenas y las emigrantes, son las más expuestas.

La violencia contra las mujeres proviene principalmente de la condición de desigualdad de género e incide directamente en otras cuestiones, como son su salud integral, al tiempo que mina sus capacidades productivas y, en general, su calidad de vida, todo ello atentatorio a sus derechos humanos elementales.

La invisibilidad de la violación de los derechos humanos de las mujeres ha trascendido ya tres siglos y, aún hoy, las mujeres siguen siendo discriminadas, violentadas y subvaloradas en la mayoría de las sociedades. Ellas han tenido que desplegar, a través de las distintas épocas, grandes esfuerzos de reflexión y acción para lograr el reconocimiento expreso y específico de sus derechos humanos.

¿Qué es la violencia contra las mujeres?

Una de las más frecuentes y silenciosas formas de violación de los derechos humanos, es el ejercicio de la violencia contra las mujeres, por el sólo hecho de haber nacido con cuerpo femenino.

Esta violencia está vinculada a la desigual relación entre los hombres y las mujeres en todos los campos de la vida social, cultural, económica y política y lo que se halla por detrás es la desvalorización histórica hacia el sexo femenino.

A este conjunto de hechos probados se le puede estudiar desde una perspectiva sociológica con una herramienta analítica llamada género. Herramienta que nos brinda la posibilidad de explicar cómo el fenómeno de la violencia se ha justificado en casi todas las culturas conocidas por la humanidad en los últimos 3 mil años.

En México una de cada tres mujeres la ha sufrido alguna vez en su vida, pero la gran mayoría no la percibe como un delito. Como ejemplo podemos afirmar que solamente el tres por ciento de los delitos de violencia contra las mujeres se denuncia. El subregistro es muy alto.

La Violencia y los Medios

En los últimos años, la violencia contra las mujeres está en los titulares y en el contenido de los medios de comunicación. Pensar cómo dar la vuelta a los clichés y evitar el amarillismo, forma parte de los lenguajes que podemos transformar.

A continuación, sólo unas cuantas reglas generales para evitar la canalización del problema de la violencia contra las mujeres y evitar reforzar su justificación o promover su normalización tanto en la vida como en el imaginario simbólico y social.

1.- La violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos porque atenta contra su libertad y dignidad.

2.- La violencia contra una mujer no es un asunto privado ni individual: es un problema social.

3.- Los malos tratos psicológicos y emocionales también son violencia y tienen secuelas.

4.- Le violencia contra las mujeres es una violencia basada en la desigualdad de género.

5.- Respetar la intimidad de las mujeres violentadas y evitar la difusión de comentarios despectivos con relación a ellas o de palabras que justifiquen a los agresores.

6.- Transmitir la existencia de respaldo social a las víctimas, informando sobre los recursos públicos existentes: grupos de apoyo, políticas o instituciones.

No debemos olvidar que violencia de género es la que se ejerce contra las mujeres en cualquier ámbito por el único hecho de ser mujeres. Es más amplio que los términos de “violencia doméstica” o “violencia familiar” que hacen referencia al sitio donde se ejercen los malos tratos contra ellas o la relación personal directa que se tiene con ellas. Violencia de género es un riesgo que viven todas las mujeres. Saberlo sacará del texto a los “enfermos”, los “loquitos”, “los que no sabían qué sucedía cuando actuaban”, y pondrá en crisis algunas de los discursos sexistas y misóginos sobre este grave problema.


Los Medios de Comunicación y la violencia contra las mujeres

En América Latina, la dimensión de la problemática de violencia contra las mujeres, tanto por las cifras como por sus características es compleja, se extiende a todo el territorio nacional y se expresa en todas sus formas.

La violencia de género se percibe como un atentado a los derechos humanos de las mujeres, es uno de los más graves problemas sociales y de urgente atención.

No es natural, se incuba en la sociedad y en el Estado, La violencia de género es un mecanismo político cuyo fin es mantener a las mujeres en desventaja y desigualdad en el mundo.

Los Medios de comunicación de masas como referentes de productos simbólicos de la cotidianidad de las personas, se han hecho eco de este problema y no han permanecido ajenos.

Tanto los medios impresos como los electrónicos, abordan hoy el tema de la violencia feminicida y la tratan dentro de una gran diversidad de temas: mujeres asesinadas, violencia conyugal, mujeres violadas, violencia de género, violencia machista, sexismo, leyes, etc.

Es importante señalar aquí que generalmente que algunos medios cuando incluyen este tipo de noticias, no suelen ir solas, se presentan varias reunidas en la misma página produciéndose una saturación ya que se habla de cualquier clase de violencia que no esta relacionada con la violencia contra las mujeres.

Los medios de comunicación no han eliminado de su discurso las imágenes discriminatorias contra las mujeres.

Tampoco han modificado la manera de presentarlas, proyectarlas o representarlas, siempre en papeles subordinados o estereotipados a pesar de que existen directivas, recomendaciones, normas, sugerencias para elaborar representaciones de género más justas y equitativas.

Algunos los medios, intentan dan la impresión de estar preocupados por la violencia que viven las mujeres, sin embargo, jamás abandonan los rasgos tradicionales en sus informaciones; tampoco abandonan el lenguaje sexista. En sus informaciones no existe el contexto social donde se desarrollan los hechos.

Algunas taras en la información sobre la violencia contra las mujeres. observando:

.- Escasa reflexión

La inmediatez que requiere la elaboración de la información hace que la reflexión sobre noticias de violencia contra las mujeres sea escasa o nula.

- Pérdida de matices

Las notas informativas cada vez se ven obligadas a la concisión del lenguaje, a una síntesis que se contrapone con las exigencias de claridad y sensibilidad que un asunto como la violencia de género necesita.

- Existe la rutina informativa, cierta burocratización en el tratamiento de las notas y no hay, por parte de los periodistas, la claridad de que no todos los casos son iguales y que lo que se conoce como violencia de género es la consecuencia final y no el punto de partida.

-Riesgo de lugares comunes

Esto se ve muy a menudo en los titulares. En ocasiones el estilo de los medios obliga a titular de manera sintética resultando difícil trasmitir matices. También el recurso fácil a lugares comunes como punto de encuentro con los lectores contiene riesgos, los titulares de gran impacto caen en frivolidades y justificación de la violencia.

.- Búsqueda de audiencia/pérdida de ética

La búsqueda de audiencias por encima de consideraciones éticas no ayuda a la comprensión del problema. Llamar la atención sobre los aspectos más dramáticos de la violencia contra las mujeres puede aumentar la falta de respeto hacia las víctimas y hacer que se pierda la perspectiva global.

Por todo ello es importante que cuando hablemos de violencia contra las mujeres centremos el tema en el campo de los derechos humanos y para ello es necesario:

1.- Insistir en el aspecto estructural de la violencia. Los violadores no son “locos” ni actúan movidos por celos o pasiones amorosas. Quien maltrata e incluso llega a matar a una mujer es un presunto asesino u homicida.

2.- No calificar al maltratador y/o violador porque lo transformamos en un ser que no puede responder de sus actos y por lo tanto se le tiende a restar culpabilidad. Su accionar no es una patología aislada sino el ejercicio del poder.

En muchos titulares seguimos observando “borracho acuchilla a su esposa” o “en un rapto de locura apuñala a su compañera”, estas representaciones llevan implícita una justificación tácita que nos acerca a la exculpación por el alcohol, pasión amorosa, locura, etc.

Las palabras no son inocentes y datos y comentarios aparentemente inofensivos pueden tergiversar gravemente la información que merece este tipo de noticias.

3.- No considerar los hechos como aislados: La violencia contra las mujeres o violencia de género viola los derechos humanos de éstas; es fruto de relaciones asimétricas, atraviesa concepción y estructuras, inhibe el desarrollo de un país, es un problema público aunque se manifiesta en el ámbito privado, tiene grados de invisibilidad y tolerancia, es un problema de legislación, de salud y es un problema que debe erradicarse.

4.- Es necesario en cada caso de violencia contra las mujeres destacar las circunstancias que rodean los hechos, antecedentes policiales o judiciales, incumplimiento de medidas adoptadas y alertar sobre los posibles riesgos a que están expuestas las mujeres.

5.- Es necesario también identificar claramente la figura del agresor en cuanto a su comportamiento, se trata con esto de ayudar a otras mujeres a identificar la figura del maltratador, su manera de actuar pública y privada y dejar en claro quién es el agresor y quién es la víctima.

¿Qué hacer, cómo romper?

Es urgente reflexionar cómo evitar el sexismo en el lenguaje hablado y escrito, en la construcción del discurso informativo y de comunicación de mensajes teóricamente encaminados a promover la cultura de la igualdad. Se puede pensar en procesos muy sencillos:

Investigación

Realizar investigaciones profundas en los espacios de trabajo sobre cómo se relacionan las mujeres y los hombres, los objetos y sujetos del trabajo de comunicación.

Considerar

* Evitar el uso del genérico masculino para denominar a colectivos mixtos con el fin de hacer visibles a las mujeres. Esta práctica contribuye a dar una información más cuidada y evita que la presencia de las mujeres en los acontecimientos quede camuflada.

*Aportar una dimensión más completa de los diferentes papeles que cualquier persona desarrolla en la sociedad actual y utilizar criterios de valoración semejantes para los hombres y para las mujeres.

*Dar contexto a los asuntos. Ir al fondo de qué es la violación a los derechos humanos. Transitar de las declaraciones o textos de prominencia de fuentes a una visión más completa e incluyente de los derechos.

* Los adjetivos: la calificación siempre es un peligro, por lo que es necesario considerar a los adjetivos como algo que enriquece, no con sentido sensacionalista; evitar alusiones despectivas y groseras o demasiado elogiosas. Sacar del contexto palabras, imágenes y frases de valorativas, como la de víctima, vulnerable, etcétera. Sustituirlas por aquéllas como excluida, oprimida, atropellada en sus derechos, ofendida etc.

Finalmente con la idea de cambiar el sentido, se recomienda evitar la discriminación en el lenguaje y practicar otras formas; es necesario hacer conciencia del sexismo, aprender a detectarlo, hacerlo evidente e intentar resolverlo. Resulta fundamental erradicar expresiones y términos susceptibles de transmitir estereotipos sexuales y usar con cuidado palabras clave como amor, compromiso, pareja, profesión y ambición, porque no tienen el mismo significado para ambos sexos.

Se recomienda crear un femenino para cada masculino, y viceversa, en cualquier palabra que tenga una sola forma. Usemos colectivos, palabras genéricas como persona, individuo, ser humano, dirección, secretaría, rectorado, ciudadanía, alumnado, personal administrativo, con el fin de neutralizar el efecto que produce el valor universal del masculino.


Glosario*


Acciones afirmativas
Son un conjunto de medidas compensatorias destinadas a corregir las diferencias de trato social entre hombres y mujeres. La ONU sostiene que son medidas especiales, de carácter temporal, encaminadas a acelerar la igualdad de hecho entre los hombres y las mujeres. Nunca podrán considerarse como un acto discriminatorio hacia los hombres Ejemplo: Las cuotas en el Cofipe (nunca más de 70 por ciento de un solo sexo en las listas electorales; mínimo 30 por ciento mujeres), etcétera.
Androcentrismo

Análisis y comprensión de la realidad desde la óptica exclusiva del varón, que actúa como eje, referencia y medida de todas las cosas. El varón es considerado como centro de la realidad y sus experiencia como la experiencia universal de la especie humana.
Anticoncepción
Los de métodos que previenen los embarazos no deseados. Los más comunes en México son: píldoras, preservativo, dispositivo intrauterino, etc.
Beijing

Alude a la ciudad china de Pekín, donde se celebró en 1995 la I Conferencia Mundial de la mujer y donde los gobiernos establecieron nuevos compromisos para el “avance de las mujeres”.
Cliché
Idea o expresión demasiado repetida o acumulada.
Cuota
La proporción de mujeres que se establece para su progresiva incorporación a los ámbitos en los que están infrarrepresentadas, ya sea laboral, político, profesional, etcétera.
Construcción del género:

Está en la base de la división sexual del trabajo y la oposición privado/público. Es un eje estructural que articula las concepciones ideológicas de lo masculino y lo femenino.
Deconstrucción
Alude a una corriente nacida en Francia en los años
70 a partir de la obra de Jacques Derridá, un filósofo que profundiza en el análisis conceptual de los textos y los reconstruye para analizar su estructura conceptual. Deconstrucción no es un sinónimo de destrucción. Deconstruir significa desmontar, deshacer. En el feminismo, deconstrucción es trabajar por deshacer la cultura y la política patriarcal para reconstruir una vida más igualitaria.
Discriminación
Trato desfavorable concedido a las personas en función de su partencia a un grupo diferente al que se considera principal. Se da por diferencias de raza, religión, ideología y sexo.
Diversidad

Variedad, desemejanza, diferencia. Abundancia, gran variedad de cosas, conductas, culturas distintas y enriquecedoras.
Equidad

Igualdad tomando en cuenta las diferencias Si pensamos que está dada la igualdad, entonces, frente a las diferencias histórico/sociales, sólo profundizamos las desigualdades.
Escuela

Espacio de socialización, reforzamiento y legitimación en el ámbito público de lo aprendido en la familia a través del desarrollo de contenidos curriculares, así como de lo que se permite y espera de niñas y niños.
Estereotipo
Imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable, que en la mayoría de las ocasiones no tiene ninguna correspondencia con la realidad ni, por supuesto, ninguna base científica. Alude a los juicios de valor basados en ideas preconcebidas que se superponen o imponen sobre un determinado colectivo. Un importante matiz del estereotipo es su fuerte carga emocional.
Los estereotipos se convierten clichés que mantienen las pautas de una sociedad patriarcal en la que la esfera privada de las mujeres prevalece más que su esfera pública. Toma en cuenta la especialidad de las mujeres para pasarla en los oficios y profesiones. Ejemplo: “las mujeres siempre actúan como madres”. Madres es una idea preconcebida.
El estereotipo de una mujer habladora y charlatana se mantiene como una idea persistente e injusta en toda la historia de occidente.
El estereotipo encierra los sentimientos y la opinión de una persona respecto de otras; no es racional y se trasmite en pensamientos y palabras de generación en generación.

Familia

Espacio de transmisión de reglas, creencias e ideas de lo femenino y lo masculino, del bien y del mal, lo bonito y lo feo, lo deseable y lo indeseable, de lo correcto y lo incorrecto. En la familia también se aprende a vivir en sociedad. Es el espacio de afecto y aprendizaje al comienzo de la vida humana.

Feminismo
Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos, legales y reales, que para los hombres. Doctrina social favorable a las mujeres, en quienes reconoce capacidad y derechos para su persona.
Género

Alude a una categoría de análisis de la realidad basada en la atribución de determinadas pautas de comportamiento de los individuos en función de su sexo. Estas pautas responden, se dice, a la deseabilidad social (lo que es propio de los hombres y propio de las mujeres); pueden variar de una cultura a otra, y aun dentro de una misma. El género es un concepto cultural, mientras que el sexo es un concepto biológico.
Igualdad
Es el principio que concede idénticos derechos a todas las personas, con independencia de su raza, sexo, religión, condición social o circunstancia personal.
Igualdad de oportunidades
Es el principio que en la práctica otorga a las personas la posibilidad de ejercer su derecho a la igualdad. Se ancla en políticas públicas que consideran la igualdad en la diferencia y aplican las acciones positivas.
Imaginario social

Conjunto de categorías y cánones propios con que un determinado grupo cultural define sus interacciones personales y la articulación entre las esferas de lo individual y colectivo. El imaginario social influye sobre el proceso de construcción de la identidad personal. En ese proceso el sujeto asimila paulatinamente las imágenes, conductas, conceptos y creencias particulares que conforman el imaginario social del grupo cultural al que pertenece y que articulan las relaciones del yo ante el grupo y en el grupo.
Humor

Los chistes son mayoritariamente misóginos. En ellos se utilizan las expresiones peyorativas y la distorsión; el contexto de los chistes se convierte en un elemento de desprecio hacia las mujeres. Son generalmente sexistas y distorsionadores de la imagen de las mujeres.
Impacto
Ocho de cada diez niñas y niños de clase media y media baja ven televisión más de seis horas diarias. La televisión transmite a lo largo de su programación mensajes que adquieren una importante influencia sobre las creencias y aspiraciones de las personas.
Jerarquía, subordinación y poder
La asignación de género que nos adjudica al nacer papeles y conductas a los hombres y a las mujeres produce una jerarquía social; este lugar explica o justifica la subordinación de las mujeres frente a los hombres en todas las organizaciones sociales conocidas; el género es la sexualidad socialmente construida.
Machismo
Actitud de prepotencia de los varones con respecto a las mujeres. Conducta que discrimina, estereotipa, desprecia o silencia a las mujeres por el hecho de serlo.
Medios de comunicación
Espacios masivos de reforzamiento simultáneo de formas aparentemente universales de comportamiento y consumo de mujeres y hombres que afirman responder a las aspiraciones sociales de hombres y mujeres. En realidad están a la zaga de los cambios en la vida de relación entre las mujeres y los hombres.
Misoginia

Sistema de pensamiento que considera a las mujeres disminuidas, empequeñecidas, tontas, peligrosas. La misoginia es una forma de odio y maltrato a las mujeres. Está en los estereotipos discriminatorios. Está en el lenguaje; está en el trato y está en la violencia contra las mujeres.
Oposición público/privado
Comprueba que el ingreso de las mujeres a los ámbitos públicos no corresponde al ingreso de los hombres en ámbitos privados. Produce un desequilibrio que afecta la vida de relación entre hombres y mujeres. La división de género ante lo privado y lo público produce una gran dificultad para hacer realidad una ciudadanía igualitaria y democrática de mujeres y hombres.
Patriarcado

Sistema familiar, social, ideológico y político en el que los varonas, a través de la historia, la fuerza, la presión directa, los ritos, los símbolos, el lenguaje, las tradiciones, la división del trabajo, el control de la sexualidad femenina las leyes, y las prácticas sociales ejercen el poder sobre las mujeres y establecen un orden jerárquico de relaciones entre los sexos.
Política de género

La que aplica transversalidad de género en las diferentes políticas sectoriales que dan sustento a la instrumentación de programas y planes oficiales.
Política de equidad de género
Está diseñada para impulsar los derechos humanos de todas las personas. Propicia la justicia y consolida la democracia en todos los espacios.
Refranes
A través de los refranes las personas van configurando sus sentimientos, pensamientos y actuaciones. Se consideran verdades irrefutables y eternas, comprobadas generación tras generación. El refranero muestra a las mujeres de forma muy negativa. Ejemplo:



  • Mujeres juntas, ni difuntas
  • Dos hijas y una madre, la perdición de un padre
    Palabra de mujer no vale un alfiler
  • La mujer y la mentira nacieron el mismo día

Religión
El espacio de creencias basadas en dogmas que conllevan, en su versión popular, castigos. Aparato ideológico que ejerce el mayor control sobre las mujeres a partir de su condicionamiento sexual.
Rol

Conjunto de tareas y funciones derivadas de la situación o estatus de una persona en un grupo social. Los roles masculinos se relacionan con el trabajo remunerado fuera del hogar y el sostenimiento económico de la familia. A su vez, los roles femeninos tienen que ver con el trabajo doméstico, la atención y el cuidado de la prole y la familia.
Sexo
Cuando se habla de sexo se alude a las diferencias biológicas entre los seres humanos. Los sexos son dos: masculino y femenino, ya que los seres humanos nacen hombres y mujeres, de acuerdo a la especie.
Sexismo

Se trata de todas aquellas actitudes que tienen que ver con el trato desigual que reciben las personas en razón de su sexo. Este término es análogo a conceptos tales como racismo, clasismo, elitismo, etcétera. Y con todos ellos constituye una pauta cultural e ideológica contraria a la democracia.
El sexismo restringe y condiciona la posibilidad de un desarrollo pleno para todos los sujetos sociales, sean hombres o mujeres. En realidad (no en la teoría) el sexismo, como discriminación sexista, afecta mayoritariamente a las mujeres y a los homosexuales.

Símbolo

Se trata de expresiones visuales, habladas o gesticulares, utilizadas para comunicar un significado más allá de la mera identificación de un objeto real. Lo simbólico o el simbolismo se relacionan fuertemente con las ideas preconcebidas acerca de las personas, sus etnias, sus comportamientos. Lo simbólico tiene además una construcción milenaria, por ejemplo, en la designación genérica de las mujeres y los hombres.
Trato diferencial

Determina que las mismas conductas o acciones se valoren de distinta manera según quien las protagoniza: un hombre o una mujer.
Telenovelas
Programas con el mayor raiting de la televisión mexicana. Representan a las mujeres y a los hombres en papeles tradicionales o subversivos, pero conservando las ideas centrales de que los hombres son proveedores y fuertes, padres y todo poderosos; las mujeres son madres y centro de las familias.
Cuando las mujeres son fuertes, empresarias o triunfadoras, casi siempre son presentadas como las malas de la serie. En su discurso, las telenovelas hacen ver atributos y valores humanos. Las mujeres de avanzada son “ambiciosas”, “competitivas”, “extremadamente maliciosas”; los hombres son proveedores, responsables, audaces; malos, pero justificados.
En todas las telenovelas el amor de las mujeres se presenta como el centro de sus acciones. El amor a los hombres. Siempre los perdonan.

Violencia feminicida/feminicidio

Es el conjunto de actitudes, tratos y crímenes que se ejercen contra las mujeres por el sólo hecho de que son mujeres. Se ancla en la misoginia y la discriminación. Es la violación permanente y reiterada a los derechos humanos de las mujeres. Sus fines van del odio al extermino, real o simbólico, de las mujeres. Es un crimen de Estado, porque ante los hechos, el Estado no solamente no actúa, sino que tolera, consciente y en ocasiones participa con su violencia institucional, a la que se ejerce contra las mujeres.
Se expresa en todas las formas en que se oprime a las mujeres. Se imprime en ellas la desvaloración y la desautorización de su persona. Se expresa en formas de odio contra ellas mediante represión simbólica y directa, desprecio, hostigamiento laboral, sexual y social, ofensas, golpes, maltratos, heridas, violación sexual y control sexual.
El extremo de la violencia contra las mujeres es el asesinato.


Fechas memorables o pretexto para hacer periodismo no sexista

El movimiento internacional de mujeres, las agencias de Naciones Unidas y otras instancias, a lo largo del siglo XX, fueron creando un calendario para fijar un tema, para conmemorar un acontecimiento o para realizar campañas buscando crear conciencia sobre algunos aspectos de la condición social de las mujeres.

Este calendario puede ser un punto de partida para realizar promociones de difusión o trabajos periodísticos y sirven de pretexto para poner en práctica algunas de las cosas que presenta este texto manual. Incluimos algunas fechas instituidas en México.


6 de enero: Día de la Enfermera
14 de febrero: Día del Amor y
la Amistad. 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer (instituido en 1910, durante la Primera Conferencia Internacional de Mujeres Trabajadoras). En esta fecha comienza la Campaña Global de 180 días para asegurar la ciudadanía plena y la igualdad para las mujeres por iniciativa de las mujeres organizadas en el marco de la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing, 1995.
21 de marzo: Día Internacional de
la Eliminación de la Discriminación Racial22 de marzo: Día Mundial del Agua
30 de marzo: Día Internacional de
la Trabajadora Doméstica (instituido en 1988, durante el 1er. Congreso Latinoamericano y del Caribe de Trabajadoras del Hogar).
6 de abril: Día Mundial de
la Salud
1º de mayo: Día Internacional del Trabajo
3 de mayo: Día Internacional de
la Libertad de Prensa
5 de mayo: Día Mundial de
la Partera (instituido en 1991, durante la Conferencia Internacional de Matronas).
10 de mayo: Día de
la Madre (instituido en 1922 por acuerdo de José Vasconcelos y el diario Excélsior)
15 de mayo: Día Internacional de las Familias
15 de mayo: Día del Magisterio
28 de mayo: Día Internacional de Acción por
la Salud de las Mujeres (instituido por la Red de la Salud de las Mujeres de América Latina y el Caribe en 1987).
5 de junio. Día Mundial del Medio Ambiente
Día del Padre (segundo domingo de junio)
7 de junio: Día de
la Libertad de Expresión.
11 de julio: Día Internacional de
la Población
5 de septiembre: Día Internacional por
la Ciudadanía de las Mujeres o Día Internacional de Acción para la Igualdad de la Mujer.
28 de septiembre: Día Latinoamericano por
la Despenalización del Aborto.
12 de octubre: Día de
la Raza. Encuentro de Dos Mundos.
15 de octubre. Día Internacional de
la Mujer Rural.
17 de octubre: Se conmemora la fecha en que se logró el voto ciudadano para las mujeres en México.e

25 de novi
mbre. Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Comienza la campaña “16 días de activismo a favor de los derechos humanos de las mujeres”, que termina el 10 de diciembre.
1º de diciembre: Día Internacional de Lucha contra el Sida.
10 de diciembre: Aniversario de
la Declaración Mundial de los Derechos Humanos.



Álex Grijelmo, La Seducción de las Palabras. Pp23. Taurus Editores, México, 2002